
Yo mero
No sé qué nos pasó. ¿En qué momento se nos fue? ¿Cuándo nos apagaron esa sonrisa, esa ilusión y esa inocencia?. ¿En qué momento lo dejamos de escuchar?
1, 2, 3 amigos, es hora de bombardear las redes sociales con fotos de niño. Seguir el “flow”. Hoy es día del niño en México. La verdad yo no soy mucho de días preestablecidos, se me hace parte de la “borregada” y esa misma maquinaria encargada de robotizar a la humanidad. En parte, es de lo que voy escribir y en parte, lo que me hizo reflexionar para escribir este pequeño texto, abrirme, hacerme un poco vulnerable y hacer este día un poco más trascendente al compartirles una parte de mi vida.
La verdad que nunca cambiaría nada de lo que fue mi niñez, esto me ha hecho ser parte de lo que soy hoy. Es solo una parte del rompecabezas y no el rompecabezas entero. Estoy agradecido con mi niño, con lo que soy, con lo que me ha dado. Dentro de todo fui un niño feliz y lo sigo siendo ahora.
Viví sin duda momentos muy felices, que son la mayoría, pero también momentos difíciles que me marcaron. Desde pequeño, fui un niño preocupón y estresado. Yo pienso que fue parte de ser el mayor, tanto de la familia de mi mamá, como la de mi papá, siento que me cargaron muchas responsabilidades o solito me las asumí. Mis padres me cuentan una anécdota, que en mis primeros años en el kínder la Miss les dijo: “Este niño es muy especial, pero va a sufrir, se preocupa demasiado, hay que tener cuidado con él», no me acuerdo del nombre de la Miss, pero le llamaré Miss Nostradamus por los fines que representó.
Vivir estresado no es bueno, te pasa factura en calidad de vida y salud. Tu mente juega el papel de armar complots o historias increíbles, hace películas que en su mayoría no suceden en realidad y así era yo. Preocupado por la escuela, mis hermanos, cambiando el tratar de ser mejor que mis semejantes, que el más feliz de mis semejantes. Cargando un maletón que no me correspondía y ya me había enjaretado, porque eso era lo que me habían enseñado o yo había percibido.
Todo eso a la larga hace que abandones al niño y tengas el sueño más estúpido que cualquier niño pueda tener: Querer ser mayor. Tenía que ser el grande, el mejor. Sin pensar que también eso haría que dejarás de lado la parte más importante de ser niño, la espontaneidad, la inocencia, el vivir libre de juicios y en plena felicidad. También vienen las circunstancias externas, como te perciben los demás, ¿qué tanto te afecta?, eso también jugó un papel importante, que tal vez por mecanismo de defensa hace que lo abandones o luches por hacerlo.
Pero bueno, contarles más sería muy largo y tedioso. Tal vez más adelante les comparta otras partes de mi vida y de mi historia. A lo que quiero llegar es que la sociedad actual nos pide ciertos estándares, estereotipos, reglas y juicios. Desde la escuela se nos programa en absolutamente todo y se nos coarta nuestra manera libre de sentir, de expresarnos. Cierto que algunas cosas sirven, pero la mayoría solo sirven para mantener el control, llevándose de calle esa voz llena de amor que siempre está ahí y te guía a que vivas una vida realizada, en alineación con tu misión y a los planes divinos.
Es así que después de muchos años de entre escucharlo y no escucharlo, evadir o hacerse el que no está, apareció de nuevo y en mi peor momento, me rescató. Y es que mi esencia siempre he sido infantil, en todos los aspectos, los que me conocen bien lo saben, ahora no me avergüenzo de ello, al contrario. Soy niño y en esencia todos los somos, quiero seguir siendo niño siempre. Con responsabilidades claro, pero viviendo con esa sorpresa que solo ante los ojos del niño puede suceder. Magia. Quiero no juzgar a las personas como seres físicos y sí como energías o almas. Quiero siempre hacer lo que me gusta, lo que me llena, lo que fomenta mi creatividad y aleje el maldito estrés, reviviendo con creces mi motivación por vivir esta hermosa vida. Quiero actuar conforme a mis propias reglas, no actuar conforme a intereses, sin quedar bien con alguien y siempre sembrando semillas de luz en cada persona que me rodea. El niño siempre vive en luz, confía en él, llegará pequeñito, tierno y sin juzgarte a rescatarte, a guiarte por el camino del amor. A los niños los adultos los ningunean, pero los adultos son tontos, condicionados y robotizados. Los niños en esencia siempre dicen la verdad y hablan conforme a sus sentimientos, a su corazón, no se andan con rodeos, sí es sí y no es no.
Gracias Ricardo, Ricardito, gracias mi niño. No sabes cuánto te quiero y agradezco que hayas estado ahí. Nunca me abandonaste, siempre me guiaste. No te escuchaba y el ego incomodaba, pero ahora viéndolo bien, siempre me diste la señal. Ahora que te oigo mejor, la verdadera fe aparece, renace. Gracias a ti estoy escribiendo esto. Ya tengo un cuerpo más acabado, pero me siento feliz de seguir siendo niño y vivir en alineación con todo lo que es. Mi niño es mi guía y mi luz.

Richcarbito
Mi consejo para todos es que cuando estén tristes escuchen a su niño. Eso en su interior que les está diciendo algo, le dicen instinto o corazonada, probablemente sea su niño. Él sabe la respuesta correcta. La verdadera conmemoración y el verdadero festejo que hoy hacen, es su respuesta, su fuente de luz.
Carbea